Son varios los beneficios físicos y emocionales de madre e hijo.
Durante los primeros meses de vida, el bebé no necesita otro alimento que no sea la leche materna. Además de garantizarle un óptimo crecimiento y desarrollo de todos los órganos, ayuda al recién nacido en la adquisición de la confianza básica asegurándole un desarrollo emocional e intelectual necesarios para una vida futura plena y exitosa.
Según el doctor Roberto Rivero, pediatra neonatólogo de la Clínica Internacional, la leche materna es considerada un tejido vivo; además de tener agua, contiene proteínas, grasas, azúcares, minerales, vitaminas, hormonas y enzimas que están concentradas de forma que permiten un óptimo crecimiento del bebé.
Beneficios para ambos El especialista menciona las ventajas para el recién nacido y la madre: El bebé será más sano y tendrá mejores defensas, estará mejor protegido contra la enfermedad diarreica, tendrá menores probabilidades de padecer enfermedades alérgicas y respiratorias.
Para la mamá hay menor riesgo de sangrado posparto y por tanto de anemia, recuperará más rápido el peso que tenía antes de salir embarazada porque el amamantamiento consume 500 calorías adicionales por día.
Otros beneficios están en el ámbito afectivo, crea un lazo de amor muy fuerte que protege al bebé tanto física como mentalmente.