Los perros de raza bóxer son propensos a desarrollar este tipo de sensibilidad en sus cuerpos.
Nadie imagina que las inofensivas pulgas serían el principio de las alergias caninas. Y es que estas picazones producidas por aquellos pequeños enemigos van dejando heridas y marcas en ciertas partes de sus cuerpos, convirtiéndolas en zonas hipersensibles.
Casi siempre, nuestras mascotas tienden a rascarse en el área dorso lumbar (base de la cola), en que el continuo contacto con la saliva produce una pérdida de pelo y dan inicio a ciertos traumatismos.
Por ello, cuando su perro sufra de un ataque de pulgas, se recomienda llevarlo inmediatamente al veterinario y no tratar de controlarlo desde casa. Pero, si su mascota padece de dermatitis atópica (un mal genético), tenga más cuidado porque el cuadro se puede complicar.
Los signos más frecuentes que se observan en los perros son la tos, estornudos, lagrimeos constantes, inflamaciones de labios e intentos por rascarse la cara y lamerse la patas anteriores.
Otra enfermedad que se puede producir por la picadura de las pulgas es la dermatitis por inhalación, esta alergía resulta de la aspiración de los acaros, polvo o moho que aparecen en las zonas húmedas de la casa.
Para mantener estos alergenos lejos de nuestros animales es necesario una profunda y frecuente limpieza en los espacios en que habita su animal. Asimismo, es importante que bañe a su perro 1 ó 2 veces por semana.