Para muchos el día no comienza hasta que te ha tomado un café por la mañana. Para millones es una rutina sagrada, un ritual y sin él no eres persona durante el resto del día. La escena se repite con frecuencia en los hogares: nos despertamos y lo único que tenemos en mente es el aroma de los granos tostados, nos levantamos y allá que vamos, directos a la cocina, a por nuestro café.
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Sin embargo, cada vez más son los médicos que afirman que debemos cambiar nuestro ritual mañanero. Y no por el café en sí, sino por el hecho de beberlo con el estómago vacío. Muchas veces, con las prisas, salimos de casa apurados para no llegar tarde al trabajo o a dejar a los niños a la escuela y lo único que nos da tiempo a tomar en esas primeras horas del día es una taza de café rápida.
Por qué nunca debes tomar café con el estómago vacío
Para empezar, tomar café con el estómago vacío no es lo más recomendable porque puede afectar a tu sistema digestivo. El café acelerará la producción de ácido en el estómago y, si todavía no has comido nada, este podría dañar el revestimiento del estómago y causar indigestión o acidez estomacal.
Y, al parecer, con el café descafeinado pasa lo mismo. “El café, incluso el descafeinado, estimula la producción de ácido, el cual, en ausencia de comida, puede dañar el resvestimiento interno del estómago debido a la exposición repetida”, asegura el doctor Adam Simon al diario británico Express.
Pero este no es el único riesgo de tomar café con el estómago vacío. “Puede causar nerviosismo e incluso cambios en el estado de ánimo”, añade. Asimismo, señala que puede aumentar los síntomas de ansiedad, así como incrementar el ritmo cardíaco, irratabilidad e incapacidad para concentrarse.
La sugerencia, por tanto, es que se consuma después de ingerir alimentos sólidos. Además, también ayuda mezclarlo con leche, pues limitará estos efectos negativos nada más comenzar la jornada.
¿Y a qué hora me tomo el café?
Tu cuerpo libera cortisol cuando te despiertas, lo que aumenta tu sensación de alerta. Sin embargo, consumir cafeína en el momento en el que la concentración de esta hormona está en su punto más alto no es la mejor idea. El pico es precisamente entre las 8:00 y 9:00 a.m. Si tomamos una taza de café a esa hora, es probable que no sintamos sus efectos, sobre todo si estamos acostumbrados y ya hemos desarrollado cierta tolerancia. Vale la pena, por tanto, esperar a que los niveles de cortisol bajen.