Las joyas siempre han cumplido la misión de adornar el cuerpo, pero estas piezas también pueden esconder memorias como, por ejemplo, un dije con arena de esa playa especial en la que se vivieron bellos momentos con el ser amado, un charm (amuleto) con las flores del bouquet de una feliz novia o un dije de corazón con cenizas de un ser querido que ya partió. Este minucioso trabajo es el que realiza Claudia Malatesta Villar a través de su emprendimiento Mamma Mía, un proyecto que surgió en 2019 durante un viaje a Europa. “Estaba embarazada de mi primera hija y me encontraba buscando cosas para mi bebé. Fue ahí que conocí a una persona que hacía joyas de leche materna”, recuerda.
ARTE Y LA JOYERÍA. Asombrada por el poder de convertir los recuerdos en artísticas piezas, Claudia se sumergió en el mundo de la joyería, se inscribió en diferentes cursos y estudió los procesos químicos y comportamientos de los diferentes materiales con los que deseaba trabajar. El reto era encontrar la fórmula para conservar los elementos dentro de una joya. Por ello, antes de iniciar formalmente, realizó más de cien pruebas, sin contar las primeras piezas de práctica, lo que representó una gran inversión de dinero y tiempo. “Tras muchos intentos y varios fallos conseguí la técnica para poder hacer realidad mi proyecto”, expresa orgullosa.
MEMORIAS. Su difícil proceso con la maternidad fue el vehículo que la llevó hacia su emprendimiento. Claudia se inspiró en las mamás que no han podido o querido amamantar a sus bebés por diversos motivos y que querían guardar el inicio de su maternidad con cabellos, uñitas, cordón umbilical, entre otros elementos. “Una clienta me cuenta que siempre lleva su charm con leche materna y cabello de su bebé al trabajo y, cada vez que lo ve, sonríe y se siente cerca de su pequeño”, detalla la arquitecta. Con el paso del tiempo, empezó a trabajar con cenizas, mascotas y más. La historia que hay detrás de cada joya es única.
RECOMPENSA. Luego de grandes esfuerzos, hoy entregan productos de alta calidad elaborados en plata y en plata bañada en oro y certificados internacionalmente por IADA (Asociación Internacional de Artistas de ADN). Para el 2023, Claudia tiene como meta trabajar joyas de oro. “Me gustaría poder tener una tienda física donde pueda reunirme con mis clientes y diseñar juntas sus joyas de memoria”, concluye la emprendedora.
FICHA:
Me llamo Claudia Malatesta Villar, tengo 33 años y estudié Arquitectura en la PUCP
Una frase que me gusta: “La vida no cuenta los pasos que has dado, ni los zapatos que has usado, sino la huella que has dejado”.
A los que no se atreven a emprender les diría: “No tengan miedo de arriesgar por sus sueños”.
S/60 - Piezas a partir de este precio, personalizables con los elementos de memoria. Cuentan con más de 30 modelos entre anillos, dijes, pulseras y más.
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IG: @mammamia.joyas
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