Jesús Morales: A mis 90 me doy por bien servida
Jesús Morales: A mis 90 me doy por bien servida

Con risas, mucha salsa, alegría infinita, la compañía de sus dos hijas, su nieto y sus amigos queridos, doña Jesús Morales celebró sus 90 por todo lo alto. 

La entrañable actriz cómica, inolvidable doña Epidemia, se escapa de la fiesta para alborotar sus recuerdos y hablar de sus bien vividas nueve décadas. 

-¿Cuál es el secreto para llegar tan bien a los 90? 

El haber llevado una vida sana. Y es que a pesar de ser de la farándula nunca fui jaranera, ni me gustaron las trasnochadas, ni el whiskicito, ni la cervecita. Era de mi casa al canal y del canal a mi casa. Siempre me parecía poco el tiempo que le dedicaba a mis hijas y entre las grabaciones de los programas me escapaba a casa para verlas y estar con ellas, quería disfrutar de su crecimiento. A mis 90 me doy por bien servida. -Además, usted fue una de las que sí guardó pan para mayo. Eso le ha permitido vivir sin sobresaltos, no como algunos de sus colegas.
Dan pena sin ninguna necesidad, porque ellos también han podido hacerlo. Los cómicos, cantantes, artistas antiguos en general, creían que la juventud iba a ser para siempre. Lamentablemente la juventud es corta y la vejez larga.

-¿Ahora le parece que es diferente? 

Los jóvenes están pensando mucho más en el futuro. Por ejemplo, los chicos de “Al fondo hay sitio” y de algunos otros programas que ganan bien están comprando propiedades, invierten pensando en el mañana. Lo que no pasó con la gente de mi promoción 

-¿Y qué hizo con lo que ganó?

Me compré mis dos casas, vivo tranquila de mis alquileres, sin pedir nada a nadie. En los tiempos que yo gané buena plata había mucha gente que también ganaba bien. 

-Recuerdo verla en los sets de Panamericana, en los descansos de las grabaciones rodeada de sus amigas Esmeralda Checa, Alicia Andrade, Teresa Olmos, dando consejos a los jóvenes. 

Eso siempre me gustó, aconsejarles a ellos cómo podían manejar sus carreras. Siempre me encontré con jóvenes muy buenos y sobre todo agradecidos. A todos los que aconsejé y siguieron lo que les dije les ha ido muy bien. -¿Y de qué figuras hablamos?

Carlos Álvarez, Jorge Benavides, Ernesto Pimentel, Manolo Rojas, Fernando Armas, por mencionar solo algunos de estos chicos queridos. Gisela, por ejemplo, lo ha dicho al aire. “Cuando recién comence empecé a seguir los consejos de Jesús Morales y por eso he llegado a donde estoy”. La gente agradecida me gusta. 

-¿Qué extraña de esa época, rodeada de tanto talento en la televisión? 

Siento que ha decaído tanto la producción como el gusto del público, que anda muy enrevezado.

-Hoy muchas de las figuras más populares de la TV carecen de talento.

Eso depende de muchos factores, pero el prinicipal es que la cultura de nuestro pueblo deja mucho que desear. Si al publico no le encantara tanta vulgaridad, no habría tanta en la televisión.

-¿Y cómo una graduada en Educación de San Marcos, compañera de estudios de Martha Hildebrandt, terminó convirtiéndose en doña Epidemia? 

La culpa la tuvo Tulio Loza, quien me llevó a la televisión, cuando yo me dedicaba más al teatro serio y a las radionovelas. Epidemia es el personaje de toda mi carrera al que le tengo más cariño, el de esa mujer de barrio, pícara, y a veces desnleguada, totamente distinta a lo que soy yo. Grabamos junto a Antonio Salim 12 discos que se vendieron como pan caliente. No los tengo ni de recuerdo, los fui prestando y nunca me los devolvieron. -Hace 15 años se retiró, al cumplir 50 de carrera. Me retiré hace mucho de la televisión, pero me da gusto que el público no se haya olvidado de mí. De eso estaré siempre agradecida, es el mejor regalo que recibo y valoró más a mis 90 años.