Cree en fantasmas
Cree en fantasmas

Gianella Neyra, actriz y actual jueza del programa 'Psíquicos' que emite Frecuencia Latina los domingos a las 7:00 p.m., confesó en entrevista con la revista Pandora, del grupo Epensa, que sí cree en los fantasmas, que ha participado en mesadas y que de vez en cuando recurre a videntes para saciar su curiosidad acerca de su futuro. También es de las mujeres que medita y lleva esencias en la cartera para los dolores físicos y del alma.
'Me he leído las cartas mil veces en Perú y el extranjero, pero básicamente por curiosidad y no por necesidad. Una misma construye su futuro en el día a día. De pura chismosa fui también a una mesada, pasé toda la madrugada con un chamán haciendo rituales de sanación y rezando a las almas', comentó Gianella.
Aunque una gran mayoría de peruanos practica la religión católica y prefiere no introducirse en el plano de la brujería y el esoterismo, la actriz, quien lee libros sobre metafísica y practica la meditación, considera que 'todos somos energía y estamos interconectados'.
Neyra también reveló que de niña le tenía mucho miedo a la oscuridad y al dormir pensaba que un fantasma podía jalarla de su cama, pero 'es una situación que aprendí a manejar de adulta y ahora sé que por más oscuro que esté el camino, siempre habrá un punto de luz'.
La estrella de telenovelas señaló también que, en caso de una enfermedad, opta por la medicina natural, la aromaterapia y la relajación, antes que consumir pastillas o someterse a dolorosas inyecciones.
Curiosamente, uno de los rostros más dulces de la pantalla, ansiaba a los 18 años ser fea. 'En Iguana (productora de Lucho Llosa) teníamos la chapa de chicos lindos que no sabían hacer nada. Yo dije: voy a ser actriz y no me importó que algunos me cataloguen de fea. Iba a las entrevistas sin maquillaje, despeinada, con blusas largas y faldones hasta los tobillos', aseveró.
Gianella ya vivía sola a los 19 y dos años después se fue a estudiar Artes Escénicas a Nueva York. 'Creí que era muy madura, pero estando sola en una ciudad tan grande hizo que afloraran mis miedos y me aterré. Pero un día dije ¡basta!, me entrené y logré vencer. Retorné a Lima más segura de mi vocación y con una madurez elevada'.