Cuando tenía tan sólo 21 días de nacida, Carla Gallardo Munive fue llevada a la pila bautismal por el maestro Arturo Zambo Cavero. Ayer, 18 años después, ella visitó su velatorio en el Museo de la Nación para darle el último adiós y decirle gracias por ser el mejor.
Mientras aguardaba pacientemente su turno para rezar una oración frente a su féretro junto a cientos de limeños, la jovencita recordó los momentos de alegría al lado de su padrino. Mi mamá me cuenta que me regaló con mucho cariño una hermosa cadenita de oro que la he usado toda mi vida. El era muy bueno y siempre me regalaba lindos peluches, manifestó entre lágrimas.
Padrino, estarás siempre en mi corazón, agregó su ahijada con pesar, sosteniendo entre sus manos un disco LP (long play) de Cavero en el que se leía: Para mi amigo Lorenzo Lolo Gallardo, de su pata del alma, el jefe Zambo Cavero. Al respecto, dijo que el cantante y su padre fueron amigos de infancia y por eso le regaló dicho disco en el año 1988.
Ellos se conocían del barrio, de un callejón de la avenida Abancay. Comían juntos pallares y seco de gato. Su partida me ha dolido en el alma, pero lo recordaré con alegría y escucharé siempre sus canciones, declaró.