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Hace 11 años, la actriz de telenovelas, Gaby Spanic sufrió uno de los hechos más traumáticos en su vida. La famosa ‘Usurpadora’ cuando empezaba a tener fama en México contrató a una joven argentina como su asistente sin pensar que esa pudo ser una de las decisiones más terribles de su vida. Aquí te contamos que pasó con Marcia Celeste Fernández, quien fue acusada de querer envenenar a la artista venezolana.
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En territorio mexicano y otras partes del mundo, Gabriela Spanic es conocida por sus papeles en “La Usurpadora” y “Soy tu dueña”, producciones que sin duda le han valido para ahora ser considerada como una de las principales referentes de la telenovelas.
La intérprete de nacionalidad venezolana es reconocida en México no solo por su gran talento para la actuación, sino también por formar parte de programas como el reality “La casa de los famosos”. Lo que algunos de sus seguidores no recordarán fue la vez que Spanic sufriera uno de sus peores momentos, presuntamente a causa de su asistente, lo cual podría ser parte de un libreto de una de esas producciones en las que la actriz está acostumbrada a participar.
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QUÉ PASÓ CON CELESTE FERNÁNDEZ, LA ASISTENTE DE GABY SPANIC
En el 2010, la actriz venezolana empezaba a sonar con más frecuencia en el ambiente artístico de México. Ello le llevó a que no pueda realizar sus labores cotidianas en el hogar por cumplir compromisos afuera. Y, finalmente decidió contratar a una joven, quien en principio la ayudaría con las labores domésticas como atender a su madre e hijo.
Marcia Celeste Fernández Babio fue la joven argentina de 24 años que contrató Gaby Spanic para que se encargara de su hogar, mientras que ella cumplía con los compromisos propios de las producciones en las que empezaba a trabajar. Todo iba de lo mejor hasta que cuatro meses después empezaron a pasar cosas extrañas en lo más íntimo del hogar de la actriz.
En los primeros meses que Marcia Celeste Fernández trabajó en la casa de Gaby Spanic, el resto de sus familiares comenzaron a tener dolores de estómago intensos, inclusive la niñera del hijo de la actriz también enfermó, siendo la asistente argentina, quien nunca presentó síntoma alguno.
Las sospechas empezaban a crecer y tras dar parte a las autoridades lo que se descubrió fue realmente alarmante. En la habitación en donde dormía Marcía Celeste se encontraron ampollas que contenían sulfato de amonio. Este hecho acompañó a que en el momento de la detención de la asistente, en su bolso, se le encontraron otras dos ampolletas más con este químico. Se presume que la ciudadana argentina estuvo suministrando esta fórmula a toda la familia Spanic por cuatro meses.
Con todos estos indicios, la policía decidió trasladar a la cárcel a la asistente de Gaby Spanic. Ella estuvo cautiva en el reclusorio para mujeres de Santa Martha Acatitla al oriente de la capital. En el 2012, la joven fue absuelta de todos los cargos tras no poder hallarse pruebas contundentes para que se le declare culpable.
Luego de algún tiempo de estar en libertad, Marcia Celeste Fernández reveló haber sido víctima de acoso sexual por parte de Gaby Spanic durante mucho tiempo. Ella afirma que la actriz a manera de venganza armó toda la trama del envenenamiento porque un día la rechazó.
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LAS SECUELAS QUE DEJÓ EL ENVENENAMIENTO EN LA FAMILIA DE GABY SPANIC
Más de una década después, Gabriela Spanic se refirió a este traumático momento en su vida familiar y considera que no ha recibido justicia hasta ahora por el intento de homicidio que hubo contra ella y sus seres queridos.
“No tuve justicia; ella quedó absuelta de todo, no hubo justicia para con mi hijo ni para conmigo, ni para con mi familia”, declaró la actriz a la revista TVyNovelas.
La famosa actriz de telenovelas mexicanas también manifestó en los medios de comunicación que hasta el día de hoy su hijo y su madre sufren las terribles secuelas por el envenenamiento, que ella asegura que hubo.
“Todavía tomamos medicamentos. A mi hijo le quedó el estómago perezoso y le mandan un medicamento que tiene que tomar casi de por vida para poder ir al baño”, aseveró.
