Se fue la eterna niña prodigio
Se fue la eterna niña prodigio

Cantaba, bailaba, lucía unos rulos perfectos y, sobre todo, atrajo enormes audiencias para la Fox en la América de después de la Gran Depresión. Shirley Temple, fallecida ayer a los 85 años, fue una de las primeras niñas prodigio del cine y una mina de oro para Hollywood. Sus maneras de adulta, su sonrisa ideal y también esa forma de fruncir el ceño conquistaron a legiones de admiradores. Pero los logros de Shirley Temple fueron más allá de lo cinematográfico, ya que se retiró cumplidos los 20 para reinventarse una nueva vida como diplomática.