Claudiomiro López Huamán, mosaísta con más de 18 años de trabajo en dicho rubro, tiene un trabajo considerado poco convencional. Su talentosa labor, inspirada en edificios y casonas coloniales del Centro de Lima, se ve traducida en particulares piezas que vienen llamando la atención de especialistas en el rubro.
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El también supervisor de producción de Casa Roselló, natural de la provincia limeña de Oyón, quedó impresionado por la elaboración de mosaicos y baldosas cuando ingresó a trabajar al sector, nicho en el que consideró que podía aportar conocimiento.
“La verdad es que me encantó la fabricación del mosaico. Vi una belleza, un arte que no había visto antes. Me interesó mucho hacer mosaicos y por eso siempre estoy viendo la manera de cómo crear nuevos modelos, de innovar con los colores”, indica.
“Antes de la cuarentena, lo que solía hacer para inspirarme era irme los domingos a pasear por el Centro de Lima y ver las casonas de la época colonial. Las veía y, si me interesaba mucho, les tomaba fotos para luego crear un mosaico nuevo”, agrega el artesano.
Uno de los principales retos de López es “mejorar la calidad de los mosaicos”, por lo que hasta la fecha ya ha formado a casi 50 mosaístas. “No es una tarea fácil porque es un trabajo sacrificado y que requiere de mucha dedicación. Sin embargo, la idea es seguir formando a más personas en este oficio para que la tradición no se pierda”, sostiene.
El proceso de producción
Para quienes son ajenos a este arte, López explica que para la elaboración de los mosaicos se requiere de una prensa hidraúlica, un cuadro que viene con una placa y moldes que dependen de los diseños que se quieran trabajar. “Una vez que contamos con estos materiales, trabajamos con la materia prima (cemento, marmolina y óxidos naturales), que combinados con agua se elaboran combinaciones de colores”, detalla.
“Inmediatamente después se procede al llenado de los moldes, donde se dibuja el mosaico dependiendo de los diseños, luego se retira la trepa y se le incorpora el gros (arena y cemento), seguido de ello se incorpora el secante (arena al 100% y cemento) y finalmente se agrega nuevamente el gros semi húmedo para entrar a la prensa y tener el mosaico listo”, acota.
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Según López, el tiempo de elaboración de estas piezas artísticas depende del diseño del mosaico y los colores que se desean utilizar. “Una pieza hecha con una trepa simple puede demorar entre 2 a 3 minutos, mientras que un diseño más complejo puede llevar entre 5 a 6 minutos”, detalla López, quien expresa su confianza en que este arte perdurará.
Javier Martinelli, gerente general de Casa Rosselló, afirma que el trabajo de estos artesanos ayuda a preservar conocimientos ancestrales.
“En el caso de Casa Rosselló, por ejemplo, tenemos una línea de mosaicos empastados y baldosas hidráulicas en la que gran parte del proceso de fabricación se realiza a mano. Esta actividad rescata tradiciones y técnicas que han estado presentes en nuestra empresa por varias décadas. Es a través de la instrucción de persona a persona que este conocimiento no se pierde”, señala el ejecutivo.