Iquitos: Cayó el “Monstruo de Cajabamba que violó a 17 escolares [FOTOS]

Después de dos semanas de intensa búsqueda por todo el país, el “Monstruo de Cajabamba” fue capturado por la Policía Nacional, cuando intentaba huir del país, cerca a la frontera con Brasil, en Iquitos, región Loreto.

Luis Vásquez Da Silva (67) fue ubicado el pasado miércoles por agentes policiales. El sujeto es acusado de violar a 17 niñas, de entre 7 y 12 años de edad, de la Institución Educativa 112, ubicada en la provincia de Cajabamba, en Cajamarca.

CAYÓ DURMIENDO. Alrededor de las siete de la mañana del miércoles, unos 10 efectivos policiales ingresaron en una vivienda rústica ubicada a la altura del kilómetro 70 de la carretera Iquitos–Nauta. El sujeto, por quien la Policía había ofrecido una recompensa de 20 mil soles por su captura, fue sorprendido durmiendo. Este aceptó las acusaciones en su contra y en completo silencio fue enmarrocado por las autoridades.

Totalmente desaliñado, vistiendo un polo blanco, botas de hule y con barro en la ropa fue trasladado a la sede de requisitorias de la PNP en Iquitos, confirmó a OJO el general Julio Mercado Castillo, jefe de la Región Policial de Loreto. Una vez en la oficina de Criminalística fue atendido por un médico legista.

Al cierre de edición, se supo que en las próximas horas el acusado del delito contra la libertad sexual en la modalidad de violación sexual, en agravio de varias menores de edad, sería trasladado hacia el Poder Judicial de Cajamarca.

MODUS OPERANDI. El llamado “Monstruo de Cajabamba” era un profesor amable y encantador. Se ganaba la confianza de las alumnas y los padres de familia a través de novedosas clases de canto y otras artimañas para mantener entretenidas a las niñas, mientras las manoseaba por debajo del pupitre.

Estas vejaciones sexuales las cometía a la hora del recreo. Unas dos o tres alumnas, elegidas al azar, de las 30 que tenía en su aula, se quedaban en el salón para ser sometidas a prácticas sexuales por este sexagenario. Empezaba con una y las otras dos observaban, sin poder gritar.

“Tú eres una mujer, no una marimacha, aguanta”, son algunas de las palabras que les decía a las pequeñas alumnas, a quienes les enseñó durante tres años.

En el aula siempre hubo niños y niñas. Algunas veces, los varoncitos eran amarrados contra las mesas con trapos, les tapaba la boca o los metía debajo del pupitre, con tal de no ser interrumpido en sus agresiones.

VIVÍAN AMENAZADAS. Siempre andaba con dos tipos de cuchillos. “Uno como para mantequilla y el otro como para cortar el pan”, relata una de las pequeñas víctimas. Con estas armas amenazaba a sus alumnos. Les decía que si hablaban y él iba a la cárcel, los mataría por acusarlo.

Las clases de canto o nivelación de las alumnas en diferentes materias eran los pretextos perfectos para maquillar sus intenciones. Pero no le bastaba las horas de clase. Su perverso instinto fue más allá del horario escolar. El profesor habría solicitado que las niñas lo visiten en el cuarto donde vivía solo, en Cajabamba, con el pretexto de culturizarlas.

“Le pidió a mi hija de ocho años que trajera a su hermanita de cinco. La amenazó con que le iba a pegar”, reveló el padre de una de las menores víctimas que hoy tiene 11 años.

A PUERTAS CERRADAS. El director del colegio, Eduardo Torres, no se percató durante tres años que las niñas eran ultrajadas, desde los 7 años, a dos aulas de distancia de su oficina. Este funcionario ya fue suspendido temporalmente, mientras se realizan las acciones administrativas contra el docente Vásquez Da Silva, informó el director de la Unidad de Gestión Educativa Local de la provincia cajamarquina de Cajabamba, Shander Rodríguez.

Durante estos 15 días, los reclamos en Cajamarca no cesaron desde que se hizo pública la denuncia de violación a casi 20 menores. Padres de familia y niños salieron a las calles con pancartas en mano, pidiendo cadena perpetua para el violador.

El Juzgado de Investigación Preparatoria de Cajabamba ordenó su detención preliminar en mayo, fecha en que se dio a la fuga para no asumir su responsabilidad por todos los abusos cometidos.

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