Ruby Mejía actuó como una buena samaritana y le pagaron mal. Muy mal. Hace un mes conoció al ciudadano Antonio José Durand Fernández cuando este vendía golosinas en las calles y, con la venia de su esposo Gustavo Baca, le ofreció un puesto de trabajo. No obstante, el extranjero traicionó su confianza y terminó asaltándolos en su vivienda de .

Este lunes por la mañana, acompañado de otros tres compatriotas suyos, el muchacho llegó a la casa de la pareja para pedirle que le inviten una jarra de agua. Aprovechando que en la vivienda solo estaba Gustavo, minutos después los visitantes se sacaron las caretas y actuaron como lo que son: unos delincuentes.

Le apuntaron con una pistola, lo golpearon salvajemente, le ataron los pies y las manos, y le robaron más de 8 mil soles. Todo en cuestión de 10 minutos.

Visiblemente afectada, Ruby Mejía lamentó el accionar de la persona que ella, sin interés alguno, le dio una mano.

"Nunca pensé que la persona a la que le brindé mi ayuda iba a ser cabecilla de una banda delincuencial que nos asaltara en nuestra propia casa", contó Mejía a "La banda del chino". 

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