¡Qué tal! Tercera o cuarta en la Copa América, la selección peruana le ha dado a la afición momentos inolvidables de alegría. Bien dicen que el fútbol es el opio del pueblo. Y estas circunstancias de jolgorio toman mayor relieve porque sucedieron en forma paralela con la complicada coyuntura político electoral, que ha removido la bilis de buena parte de los votantes connacionales.

Ha pasado más un mes de la segunda vuelta y todavía el Jurado Nacional de Elecciones no toca el pitazo final. Aún estamos en los penales, como ha dicho el presidente Sagasti.

A nuestro entender, además de los goles de Lapadula, Carrillo y Cueva, lo que los muchachos de Gareca han dejado escrito es que el peruano está en capacidad de conseguir cosas grandes y encaminar al país hacia la trascendencia internacional. Además, nuestro equipo se ha potenciado y ahora el universo de jugadores es más amplio, todos mimetizados en sacarse el ancho por la bicolor.

Y es, precisamente, esa lección de entrega la que -por ejemplo- debería llevarse a casa la clase política nacional, que se ha vuelto lamentable por las compulsivas ansias de poder.

Parafraseando al “Tigre” Ricardo Gareca, presidentes, candidatos, candidatas, congresistas y funcionarios en general tienen que “pensá” si están jugando por los colores patrios o por sus intereses particulares.

No me cansaré de mencionar que el mejor regalo que puede recibir la patria en su bicentenario es el punto de quiebre, tanto a nivel poblacional como en el ámbito político. ¿O acaso vamos a seguir con la retahíla de presidentes que terminan presos? ¿O acaso la gente va a seguir siendo irresponsable al momento de ir a las ánforas? ¿O acaso seguirán a su libre albedrío los facinerosos que hasta matan por un teléfono? ¿O acaso los covidiotas continuarán diseminando el virus, festejando la muerte? De manera que todos, tirios y troyanos, propios y extraños, tomemos a la selección como modelo de amor por el Perú.

La política peruana no sube al podio
Videocolumna 'Con ojo Crítico' a cargo de Jaime Asiá, director de Diario Ojo.

Y si quieren un modelo específico, ahí tienen al gran Lapadula. Ojalá se haga el milagro. Esto fue todo por hoy, cierro el ojo crítico, hasta el lunes.

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