Qué tal.
El dantesco incendio en un almacén informal de llantas, en Comas, nos recuerda que, en general, en la capital, la gente hace lo que le pega en gana en las calles.
Las invaden a diestra y siniestra, las llenan de mercadería, bloquean los accesos, desaparecen los hidrantes, ponen talleres diversos, parquean vehículos en las veredas y un extenso etcétera que incluye el abandono de carros en las puertas de las comisarías.
Después nos quejamos cuando ocurren tragedias y, por ejemplo, los bomberos llegan tarde por la proliferación de vendedores ambulantes. La informalidad gobierna Lima y, como dijo el presidente Vizcarra in situ, es necesario activar un sistema de prevención para todos los efectos.
Ese almacén de llantas ha estado años en el mismo lugar sin que nadie advierta el peligro, mejor dicho con las alcaldías de Comas y San Martín de Porres haciéndose las locas.
Hay una máxima que dice “más vale prevenir que curar”. Y es la purita verdad. O como apunta el escritor español Fernando Gamboa, “más valen cien porsiacaso que un yopenseque”.
El dueño pensó que nunca pasaría nada, que las llantas jamás arderían, y ya ven el infierno que contaminó todo el cono norte de la capital y causó estregados entra la población, siendo los más afectados los ancianos y los niños.
El dueño pensó que nunca pasaría nada, que las llantas jamás arderían, y ya ven el infierno que contaminó todo el cono norte de la capital y causó estregados entra la población, siendo los más afectados los ancianos y los niños.