Los goldfish pueden llegar a alcanzar el tamaño de una pelota de fútbol y pesar hasta 2 kilos.
Los goldfish pueden llegar a alcanzar el tamaño de una pelota de fútbol y pesar hasta 2 kilos.

Un pez dorado o goldfish, de esos que abundan en las peceras en casa, se han convertido en una plaga mundial.

En los últimos años, estos animales conocidos como Carassius auratus se han convertido en un verdadero problema para las especies locales de pantanos, lagos y ríos de todas partes del mundo, según los expertos consultados por la BBC.

Y es que en un medio silvestre, los goldfish pueden llegar a alcanzar el tamaño de una pelota de fútbol y pesar hasta 2 kilos.

Si el tamaño no fuera suficiente, el problema con estas especies invasivas es que son una amenaza para los ecosistemas locales.

De hecho, las autoridades de Minesota, en EE.UU., han hecho un llamado a los ciudadanos para que no liberen a estos peces goldfish -considerados una especie invasora- en los lagos y ríos del estado, después de que encontraran varios ejemplares gigantes en el lago Kelle.


Plaga natural

En primer lugar, estas especies originarias de China son carnívoras. Se alimentan de los huevos que ponen los peces locales, que a su vez se alimentan de las larvas de mosquito en el agua (con lo que son insecticidas naturales).

Además, para buscar alimentos utilizan una técnica que consiste en sacudir el suelo.

Lo que nos lleva al segundo problema; al levantar el barro del fondo, hace que floten nutrientes antes enterrados, activando un crecimiento desmesurado de algas.

Además, este tipo de pez carpa puede traer enfermedades desconocidas para la población nativa de peces.


Largas distancias

En un estudio realizado hace unos años en Australia en el que hicieron un seguimiento a 15 peces dorados durante un año, pudieron determinar cómo migran estas especies.

“Descubrimos que estos peces pueden migrar de los canales (donde son dejados por sus dueños) al río y de allí al sistema de pantanos donde ponen los huevos”, señalaba la investigación reportada por la BBC. Esto significa que en un año pueden recorrer una distancia de más de 230 kilómetros.

Otro detalle de estas criaturas es que se reproducen como conejos.

Además, las peceras en los hogares limitan su crecimiento, pero una vez que los dejas sueltos, podemos ver lo que pasa.


Contagian enfermedades

Además, los expertos también advierten de las consecuencias que puede tener tirar el agua de las peceras a ríos y lagos.

En estas aguas estancadas se acumulan enfermedades y parásitos que representan una amenaza para las especies locales.

Si te quieres deshacer de tu pez dorado, los expertos recomiendan dos opciones: llevarlo a un acuario o “darle una eutanasia humana metiéndolo en el congelador”.

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