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El perdón es algo muy importante para los seres humanos. Brinda alivio y paz , pues la ira, el resentimiento, la amargura y el rencor sin duda provocan estrés es impactan en la salud. Al igual que el sentimiento de culpa. Es más, cuando una persona recuerda un episodio de agravio o desdicha aumenta su presión arterial, el pulso y el tono muscular.


Sin embargo, al perdonar o sentirse perdonado la salud no solo se estabiliza, sino que hay mucha calma y tranquilidad. Por este motivo el perdón es sanarse, una cura tanto psicológica como físicamente. En el fondo es hacer las paces con uno mismo. Hay que tener presente que las personas no somos perfectas.

 

Por ejemplo, nuestros padres poseen virtudes y fallos. Si no perdonamos sus errores, no veremos sus bondades y estaremos frustrados. Igual será con nuestros hermanos, parientes, amigos, vecinos, compañeros de trabajo. También  debemos perdonarnos a nosotros mismos. Muchas veces no reconocemos nuestras propias faltas porque no sabemos perdonarnos.


Para perdonar y perdonarnos debemos hacer un inventario del daño que nos produjeron. Asimismo, revisar lo que hicimos que haya perjudicado a otros. Esto toma tiempo y mucha reflexión pero es cuestión de voluntad. Si es alguien que siempre nos perjudica, perdonarlo no significa mantenerlo cerca de nuestra vida. Aún así todos , al igual que nosotros, merecemos una segunda oportunidad.

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