La frustración es aquella sensación de impotencia, cólera y tristeza por no poder lograr o conseguir lo que deseamos. No aprender a controlar esta incómoda sensación, tal como menciona El País de España, podría ser muy dañino cuando los más pequeños se vuelvan adultos.
Algunos de los comportamientos típicos de niños que no han aprendido a manejar la frustración son:
- Agresividad.
- Abandono de la tarea.
- Impaciencia e impulsividad.
- Búsqueda de refuerzo o gratificación inmediata.
- Demandan de forma exigente.
- Pensamiento polar o radical, poca flexibilidad.
- Intolerancia al error o al fracaso.
- Dificultad para adaptarse a los cambios.
- Ansiedad.
- Inseguridad.
Entre los tres y seis años de edad los niños se consideran el centro del mundo, su capacidad empatica alcanzara su madurez a los 10 y 12 años. Entender esto nos ayuda también a comprender porque pueden comportarse de un modo narcisista en esta etapa.
Muchos padres tienen opiniones diferentes sobre la forma en como proceder ante una situación de frustración. Están los que prefieren evitar a los niños esta sensación de cualquier modo y los que de forma intencional generan situaciones para que el niño " tenga carácter". Sin embargo, debemos ayudar a que nuestros hijos sean capaces de generar soluciones alternativas por ellos mismos y aptitudes como paciencia, aceptación, solución de problemas y creatividad.
Algunas ideas para ayudar a sus hijos a gestionar la frustración, según El País, son:
- Deja que haga aquello que puede hacer, aunque lo haga despacio y mal.
- No compenses el error haciéndolo tú.
- No dejes que se enfrente a aquello para lo que aún no está listo.
- Ayúdale a canalizar la frustración de forma constructiva.
- No minimices ni anules el llanto.
- Sé empático de verdad.
- La persistencia en la tarea no tiene que ser seguida ni insistente.
- Dale la ayuda justa y cuando la pida.
- Deja que haga aquello que puede hacer, aunque lo haga despacio y mal.
- No compenses el error haciéndolo tú.
- No dejes que se enfrente a aquello para lo que aún no está listo.
- Ayúdale a canalizar la frustración de forma constructiva.
- No minimices ni anules el llanto.
- Sé empático de verdad.
- La persistencia en la tarea no tiene que ser seguida ni insistente.
- Dale la ayuda justa y cuando la pida.