Cuando uno se siente agotado, débil e incluso siente que su capacidad de memoria se ha reducido es frecuente pensar que le hacen falta vitaminas.

La palabra vitamina deriva del latín donde vita significa vida. El japonés Casimir Funk en 1911 observó que existían sustancias en el alimento esenciales para la vida al comprobar que cuando los marinos que pasaban largos periodos en altamar mejoraron de la enfermedad del beriberi tras consumir la cascarilla del arroz. Lo que contenía esa cascarilla era la vitamina B1.

La dieta es capaz de cubrir todas las vitaminas, pero como en aquellos marinos, si la dieta no es variada aparece la deficiencia. Frente a las deficiencias, los suplementos “suplen” eso que falta y en simultáneo la dieta debe corregirse.

El suplemento debe tomarse en la dosis adecuada y por un tiempo determinado, según lo indique el especialista calificado, de lo contrario puede haber toxicidad, como en el caso de la vitamina D. En mis próximas columnas les ampliaré más sobre las vitaminas y la suplementación.

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