Es importante hacerse los chequeos de rutina, completar el tratamiento, en caso, el ginecólogo haya encontrado una lesión y vacunarse contra el VPH.
Es importante hacerse los chequeos de rutina, completar el tratamiento, en caso, el ginecólogo haya encontrado una lesión y vacunarse contra el VPH.

Perú es uno de los países con más alta tasa de mortalidad de cáncer de cuello uterino o cáncer de cérvix en Sudamérica. El 80% de los casos se diagnostican en etapas avanzadas, situación que dificulta la recuperación de la paciente. Anualmente se reportan 4,270 nuevos casos y 2,288 mujeres fallecen producto de esta neoplasia, de acuerdo con los registros del sector salud.

El doctor Marco Sánchez Salcedo, ginecólogo oncólogo de la Clínica Ricardo Palma, explica que el cáncer de cérvix es una de las neoplasias malignas de mayor incidencia entre las peruanas y casi siempre es causado por el papiloma virus humano (VPH), el cual se transmite por vía sexual.  Aquí radica la importancia de hacerse los chequeos de rutina, completar el tratamiento, en caso, el ginecólogo haya encontrado una lesión y vacunarse contra el VPH.

“En nuestro país la vacuna es de una sola dosis y se recomienda que las niños y los niños se inmunicen entre los 9 y 12 años. Esta vacuna no solo ayuda a prevenir el cáncer de cuello uterino;  también otros cánceres menos frecuentes como vulva, vagina, pene, entre otros”, refiere el especialista.

El factor de riesgo más importante para desarrollar esta neoplasia es el VPH; sin embargo, el inicio de relaciones sexuales a temprana edad, la promiscuidad, el tabaquismo, la desnutrición, la multiparidad, las infecciones de transmisión sexual, la inmunosupresión y el uso prolongado de anticonceptivos orales también pueden desencadenar esta afección que suele manifestarse en mujeres mayores de 45 años, aunque hay una tendencia a presentarse a menor edad.

ETAPA INICIAL NO TIENE SÍNTOMAS

En su estadio inicial, el cáncer de cuello uterino no genera molestias o tiene síntomas inespecíficos como flujo vaginal, molestias urinarias, dolor pélvico, entre otros. Cuando la enfermedad progresa, aparece sangrado poscoital, flujo vaginal maloliente, dolor pélvico moderado, pudiendo haber en casos avanzados, edema de miembros inferiores, anuria (ausencia de orina) e insuficiencia renal.

La enfermedad tiene cuatro fases y el tratamiento varía de acuerdo a las circunstancias. En la primera, el tratamiento puede ser cononización, histerectomía simple o radical; en  la segunda y tercera etapa se realiza una combinación de quimioterapia con radioterapia; y en la cuarta, el manejo es paliativo con quimioterapia.

El cáncer de cérvix se puede prevenir. Visite a su ginecólogo y hágase una vez al año un papanicolao, la prueba de descarte de VPH y una inspección visual con ácido acético o cerviscopia a fin de detectar lesiones precancerosas y tratarlas según sea el caso.

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