En un paso decisivo contra el acoso sexual en el transporte público, el Metropolitano ha puesto en marcha un plan piloto que emplea agentes encubiertos para identificar y disuadir a los acosadores.
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Esta iniciativa, llamada “Ponle freno al acoso”, tiene como objetivo crear un entorno seguro y respetuoso para todos los usuarios del sistema, especialmente para las mujeres, que representan el 80% de las víctimas desde 2022, según datos de la Autoridad del Transporte Urbano (ATU).
Los agentes encubiertos, debidamente capacitados y vestidos como pasajeros comunes, abordan los autobuses del Metropolitano en diferentes horarios y rutas. Su principal función es observar detenidamente el comportamiento de los pasajeros y detectar cualquier señal de acoso sexual, como tocamientos indebidos, comentarios inapropiados o miradas lascivas.
Ante la identificación de un caso de acoso, los agentes encubiertos intervienen de manera inmediata y discreta para proteger a la víctima y disuadir al acosador.
En ocasiones, pueden solicitar la intervención de la Brigada Antiacoso o del personal de seguridad del Metropolitano para asegurar la protección de todas las personas involucradas.
La labor de estos agentes va más allá de la vigilancia, ya que también proporcionan información y orientación a los usuarios sobre sus derechos y cómo prevenir el acoso sexual. Además, recopilan información valiosa sobre los patrones de acoso, lo que permite a la ATU tomar medidas más efectivas para combatir este problema.
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