Las autoridades de Indonesia elevaron hoy a 272 la cifra de muertos y a 412 las personas desaparecidas tras el tsunami, formado por un terremoto de 7,5 grados en la escala de Richter, que se abatió sobre la isla de Sumatra.
Fuentes del centro de gestión de desastres añadieron 118 víctimas mortales en las últimas horas a la cifra oficial de fallecidos, mientras continúa la búsqueda de desaparecidos y supervivientes.
Aviones y helicópteros con socorristas y provisiones comenzaron a llegar hoy a las islas remotas de Indonesia arrasadas por un maremoto de tres metros (diez pies) de altura, que devastó varios pueblos y mató al menos a 272 personas.
Los primeros recorridos aéreos de la región mostraban grandes franjas de tierra inundadas y los restos despedazados de viviendas que la ola derrumbó. Una casa yacía inclinada, apoyada sobre el borde de su techo rojo, y se veían restos de concreto y neumáticos desparramados en la arena a su alrededor.
Dos días después del poderoso terremoto que desató el tsunami, la cifra de víctimas seguía subiendo al llegar los primeros socorristas y funcionarios de emergencia a las islas Mentawai, las más cercanas al epicentro. El mal clima les había impedido llegar antes al archipiélago, al que sólo se accede por mar.
El presidente Susilo Bambang Yudhoyono, en tanto, interrumpió una visita oficial a Vietnam para regresar a Indonesia, que sufrió dos desastres naturales de magnitud en menos de 24 horas, informó el diario El Mercurio.
El volcán más activo del país, el monte Merapi, a 1 mil 300 kilómetros (800 millas) al este de la zona del sismo, erupcionó al atardecer del martes y mató al menos a 28 personas.
Los dos sucesos demostraron los riesgos que corre Indonesia por estar en el llamado Círculo de Fuego del Pacífico, una serie de fallas tectónicas que son propensas a los terremotos y la actividad volcánica, que se extiende desde el hemisferio occidental hasta Japón y el sureste de Asia.
Los funcionarios de emergencias aún intentaban llegar a más de diez pueblos en las islas Mentawai, un popular reducto para surfistas de todo el mundo al que se llega tras un viaje de 12 horas en barco.