La expectativa y júbilo por la inauguración del primer centro comercial, con 250 tiendas, en el distrito de San Juan de Lurigancho, terminó el jueves en caos y descontrol debido al exceso de aforo y problemas de conducta de los miles de asistentes.
El comportamiento exagerado de los potenciales clientes comenzó con las largas colas desde la madrugada y alcanzó su punto más álgido en la tarde cuando el establecimiento de 60 mil m2 abrió sus puertas. Un mar de gente, entre ellos familias con bebés y niños, pugnó por entrar, empujando a los que estaban adelante y a los miembros de seguridad. Incluso, derribaron las rejillas metálicas.
El objetivo era entrar a como dé lugar a ver los artículos, tiendas, ofertas, y disfrutar del concierto de inauguración, a cargo de un conocido grupo de cumbia. No obstante, al superar rápidamente el aforo y advertir los riesgos de la estampida, los administradores del mall decidieron suspenderlo.
SIN NORMAS. Pero hubo más, según los videos difundidos en las redes sociales, los visitantes tiraron los desperdicios de comida y envases al piso; rompieron los arreglos florales; se llevaron el jabón líquido de los baños; e incluso una pareja de jóvenes fue captada teniendo relaciones sexuales en los servicios higiénicos.
Para el psicólogo clínico Manuel Saravia, director del Instituto Guestalt, faltó una campaña previa de sensibilización a los clientes y un plan de prevención por parte de los administradores del local. Recalcó, además, que en estampidas o aglomeraciones, las personas son absorbidas por la ola y terminan infringiendo las normas.
DATO:
El centro comercial, en el primero de este tipo en San Juan de Lurigancho, tuvo una inversión de 80 millones de dólares.