La doctora Cecilia Guardia Coronado trabaja en UCE de Emergencia del Hospital de Lima Este – Vitarte.
La doctora Cecilia Guardia Coronado trabaja en UCE de Emergencia del Hospital de Lima Este – Vitarte.

“No, definitivamente no cambiaría mi profesión de médica por nada del mundo; no me imagino haciendo otra actividad, la amo y luché mucho por ella. Me da inmensas satisfacciones, la principal: salvar la vida de las personas. Si a un paciente que llega a mis manos logro rescatarlo de la muerte, eso para mí lo es todo. Y cuando este despierta y nos dice ‘gracias’, no sabes la emoción que sentimos”.

Esta impronta de devoción pertenece a la médica emergencióloga Cecilia Guardia Coronado, a quien buscamos precisamente en la UCE de Emergencia del Hospital de Lima Este – Vitarte a propósito del Día de la Mujer Médica (que se celebra hoy 11 de febrero) y su respeto al legado de Elizabeth Blackwell, la primera médica a nivel mundial que se tituló en 1849, en Estados Unidos.

“Ella tuvo que pasar rechazos, sufrir el machismo de la época; no era una profesión hecha para las mujeres pues se les consideraba incompetentes. Luego de Blackwell muchas fueron entrando en el mundo de la medicina, esta noble profesión que es de servicio y que, como ya dijimos, nos permite salvar vidas”, señala la especialista en Medicina de Emergencias y Desastres.

La doctora Cecilia Guardia junto a uno de sus pacientes.
La doctora Cecilia Guardia junto a uno de sus pacientes.

Recordemos que este caso histórico recién se replicó en el Perú el 25 de octubre de 1900 con la doctora Laura Rodríguez Dulanto, que se graduó como cirujana en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. “Eso (el paso del tiempo) evidencia la dificultad que ha tenido la mujer para desempeñar este rol importante”, acota Guardia Coronado.

Asegura que, a esta altura del camino, ya no se evidencia rechazo alguno de sus colegas varones, todo lo contrario, cohabita la igualdad, el respeto y las mismas oportunidades. Las jefaturas, dice, se encargan indistintamente a médicas y médicos, hay jefas de guardia en cada turno, directoras de hospitales o clínicas, etc.

En el imaginario colectivo persiste la idea de que la médica es más empática con el paciente, pero la doctora Cecilia Guardia aclara que “quizá en la manera de tratar nosotras tenemos un tono más materno o amable, dependiendo además del grupo etario con el que se trabaja, pero, finalmente, tanto hombres como mujeres podemos llevar una relación médico-paciente similar”.

Sí acepta que, por ejemplo, traumatología demanda sumar fuerza al momento de entrar a sala de operaciones. No ingresa ni uno ni dos, entran más cirujanos que en otras cirugías. Es necesario aplicar la fuerza, pero la fuerza es en equipo. En ese sentido, le contenta ver que han aumentado las mujeres que eligen estudiar medicina.

GAJES DEL OFICIO

La doctora Guardia habla de algunos peligros. Un día estaba de guardia, llegaron los familiares de un paciente e ingresaron a Shock Trauma premunidos de armas de fuego. “En ese momento yo era residente y tenía mis médicos asistentes, que son los especialistas. Vino la Policía, el paciente era un delincuente y con mucho tino pudimos salvar la situación y también al paciente”.

Una pregunta que se cae de madura es: ¿Qué se necesita para ser médica? Y nuestra entrevistada no entra en dilaciones: “Voluntad para dar lo mejor de sí, resistencia para seguir en este larga carrera y sacrificios puesto que tenemos una meta. Nosotros podemos competir con médicos de otros países”.

BRAZOS DE DIOS

Para Cecilia Guardia Coronado, cada paciente es una oportunidad de vida. Y está segura de que Dios hace milagros. Recuerda que durante la pandemia del Covid tuvo enfermos “con todo para morir, con los pulmones totalmente comprometidos, no obstante, se salvaron. No hay una evidencia científica de cómo sobrevivieron. La mano de Dios tiene mucho que ver en todo”.

Se le llenan de lágrimas los ojos al contarlos que, finalizadas sus jornadas, cuando llama a sus padres a Chiclayo para contarles que les devolvió la salud a sus pacientes, ellos se muestran contentos con su profesión. “Nada me hace más feliz que eso”.

MENSAJE

“A mis colegas les pido que sigamos en esta hermosa profesión con el mismo temple, la misma fortaleza, las mismas ganas, la misma alegría porque tenemos la consigna de salvar vidas”.