Fotos:JULIO REAÑO
Fotos:JULIO REAÑO

En su labor como personal de salud en un hospital de Lima, el médico neumólogo Jorge Chung Ching vio morir a muchos de sus pacientes a causa del COVID-19. El sufrimiento de sus familias también lo experimentó él. El virus causó una total desolación en el Perú con una cifra de fallecidos que ascendía cada día.

Creyó que tanto dolor serviría para resurgir como una sociedad mejor. Sin embargo, afirma que se equivocó. Para que la gente no pase la página sin reflexionar es que decidió escribir un libro con el título de “Yo te vi morir”.

Fotos:JULIO REAÑO
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Relato mis vivencias en el hospital durante la pandemia de COVID-19. Cuento las dificultades que tuvimos que superar los médicos como la carencia de oxígeno y medicamentos, pero utilizo un hilo conductor que es la historia de un amigo que llegó en mal estado, que luchó por vivir, pero murió”, cuenta a OJO.

Doctor, ¿por qué decidió escribir un libro sobre su labor en la pandemia?

Para que la gente sepa qué es lo que sucedía en un hospital. Muchas personas nos reclamaban, nos gritaban, decían que estábamos matando a su familiar. Eso era porque no sabían lo que se vivía dentro. En el hospital el ambiente era casi de guerra. Además, para el 2025 nadie recordará esta pandemia. Se necesitaba que alguien escriba sobre esta para que la gente no olvide lo que pasó, cuántas personas murieron, cuántas personas quedaron con secuelas, todo lo que perdimos, todo lo que sufrimos. Si no aprendimos algo, hemos sufrido por gusto.

¿Alguna historia que cuenta en su libro lo ha estremecido más?

Hay muchas, pero la principal es justamente la de mi amigo César. Él estuvo en la unidad de oxígeno de alto flujo. Estuvimos en la búsqueda de una cama UCI para él y justo cuando se liberó una murió. Luchó por su vida algunos días, durante ese tiempo tuve diálogos con él muy frecuentes. A pesar de lo mal que estaba, tenía palabras de aliento para los demás pacientes. Él me ayudó a liberar el estrés, me animaba, me hacía reír con sus chistes. En el libro lo que digo es que en realidad él llegó al hospital para ayudar, no para conservar su vida.

¿Qué fue lo más difícil de su trabajo como médico mientras atendía a los pacientes con coronavirus?

Lo más difícil era saber que la mayoría de cosas que hacíamos ayudaba solo un poco. Los médicos no estábamos seguros de cuál era el tratamiento más adecuado porque no conocíamos el coronavirus. Todo lo que hacíamos era con la esperanza de que los pacientes mejoraran, pero a pesar de los esfuerzos que hacíamos, eso no ocurría. Además, cada vez que alguien fallecía teníamos que llamar a la familia para comunicárselo y dar malas noticias siempre es difícil.

¿Considera que hemos mejorado como personas luego de la pandemia?

Pensé que íbamos a mejorar, pero no. Creo que la gente es más egoísta que antes, busca su propio beneficio. La gente ya ni se preocupa del COVID-19, de cuidarse y cuidar a los demás. A veces viajo en el tren eléctrico y allí se nota que a las personas no les interesa la salud de los demás porque no usan mascarilla, pueden toserte en la cara con el mayor desparpajo. Pareciera que no hemos aprendido nada.

¿Qué debimos aprender?

Que debemos cuidarnos y cuidar a los demás, que la vida humana es más valiosa que cualquier otra cosa, que no se puede anteponer los intereses particulares y sacrificar a otras personas como sucedió con los casos de gente que traficaba con medicamentos, oxígeno e insumos. Eso es inadmisible. También que hay que darles valor a todas las ocupaciones como, por ejemplo, a la persona que recoge la basura. ¿Qué hubiera sido de nuestra vida en la pandemia sin los trabajadores que recogían nuestra basura? Además, debemos aprender que no tenemos el control de la naturaleza.

¿Nuestro sistema de salud está preparado para enfrentar otra pandemia?

De ninguna manera. Imposible. No hay forma. No ha mejorado. Te cuento que tuve que comprar mangueras y tornillos en Las Malvinas para armar equipos y darles oxígeno a los pacientes. Los humidificadores los sacamos de equipos que estaban en desuso y los repotenciamos, los conectores los pegamos con gutapercha. Con esos equipos logramos salvar muchas vidas.

¿Qué lecciones le dejó la pandemia?

Me dejó mucha frustración. A veces me pregunto si no pudimos haber hecho más por los pacientes. También muchas lecciones de esperanza y solidaridad porque veía cómo el paciente que estaba prácticamente por morir intentaba mantener la esperanza de vivir y contagiarla a otros y cómo sus familias se agenciaron de cualquier manera para conseguir los medicamentos.