Un vídeo ha conmocionado a miles donde se ve como un bebé orángután ha sido encadenado al ingreso de una casa para que los turistas lo vean.
El animalito tropieza, se arrastra por el suelo y una señora, hasta, lo cachetea para que deje de llorar.
En todo el vídeo se puede ver como el animalito intenta librarse de las cadenas y, ante la mínima cercanía de alguien a él, busca jalar su brazo para que lo ayuden a escapar.
"Ante una sociedad enferma y profundamente dormida este bebé orangután encadenado, esclavizado, desesperado pide ayuda, y los humanos pagan para apretar su mano divirtiéndose con su dolor en un zoológico", se lee en la comentario.
Lo que llama la atención, es que nosotros, como humanos, deberíamos evitar este tipo de escenarios que hacen que personas se aprovechen de estos animales. ¡Los animales sí sienten!
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