Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.

El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.

Hoy te cuento la historia de Fernando, de 40 años, de San Juan de Lurigancho:

Me da vergüenza que busque solo ofertas

Fernando (40 años, San Juan de Miraflores). Doctora, quiero hablarle de algo que me viene preocupando en mi relación con Katy. Ella es encantadora, pero hay algo en su forma de ser que me estresa: le apasionan las ofertas.

Y no es solo que le gusten los descuentos; es que compra prácticamente todo en oferta, y eso nos tiene atrapados en un ciclo de búsqueda de precios bajos que, a veces, me desgasta.

Todo comienza cada vez que vamos de compras. Lo que podría ser una salida rápida se convierte en una caminata de horas y horas buscando las mejores promociones.

No es raro que pasemos tres o cuatro horas dando vueltas por el centro comercial, buscando quién vende más barato cada cosa. En el mercado, por ejemplo, he llegado a escucharla decirle a la vendedora: “La otra señora vende 30 céntimos menos el kilo de papa”.

La verdad, me muero de vergüenza. Katy no duda en pedir descuento por lo que sea, y aunque aprecio que cuide el dinero, siento que a veces se pasa de la raya. He llegado al punto de esconderme un poco cuando insiste tanto en regatear.

No me malinterprete; me encanta que sea ahorrativa, pero siento que esta obsesión por los descuentos nos está quitando tiempo de calidad.

En vez de disfrutar una salida juntos o compartir una experiencia agradable, parece que nos hemos vuelto cazadores de ofertas profesionales. No sé cómo hacerle entender que debería cambiar su conducta.

OJO AL CONSEJO

Querido Fernando, busca un momento para conversar con Katy de forma tranquila. Exprésale cómo valoras su habilidad para ahorrar, pero explícale que te gustaría que también dedicaran tiempo a disfrutar juntos sin preocuparse tanto por los precios. Propón hacer una salida “sin descuentos” al mes, donde ambos puedan relajarse sin buscar ofertas.