Debido al brote por coronavirus y a la suspensión de eventos masivos, diversos circos han tenido que cerrar sus puertas, decir adiós a sus trabajadores y buscar la forma de subsistir con los pocos recursos que tienen a la mano.
“Estoy viviendo de mis ahorros, de los víveres que me regalan los vecinos. Mis demás compañeros, 7 en total, tienen que hacer una olla común para comer todos los días”, señala José Alvárez, payaso y dueño del emblemático circo “Tony Perejil”, desde Tarma. En sus mejores épocas, lograba vender de 400 a 500 entradas en provincia, pero actualmente la cifra está en cero.
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Asimismo, el coronavirus no es el único problema que acecha a los “circos de barrio”. “Lima es una ciudad muy tradicionalista. En octubre comen turrón, en diciembre disfrutan del panetón y en Fiestas Patrias del circo. Pero luego de esos meses, la gente ya no va más a los circos”, nos confiesa. A esto se le suma la falta de apoyo municipal con los permisos, el poco espacio para plantar sus carpas y el cobro de cupos por parte de delincuentes de la zona.
LARGA ESPERA
Jesús Roque, lanzador de cuchillos del Circo Safari, jamás imaginó que la cuarentena se prolongara durante tanto tiempo. “Nosotros pensamos que solo serían 15 días, pero luego fueron 15 días más y luego otros 15 más, ahí sentimos miedo. Nosotros vivimos del día a día, con las funciones que realizamos”, explica. Luego de un mes de inactividad, 14 de sus compañeros se vieron obligados a retornar a sus casas y ver la forma de conseguir dinero.
Ninguno de ellos ha recibido alguna subvención económica por parte del Gobierno. En su lugar, se han visto en la necesidad de vender los productos que solían ofrecer en sus carpas ahora cerradas, realizar otras actividades ajenas al espectáculo circense y recibir apoyo por parte de vecinos solidarios para aguantar una crisis que parece no tener fin.
JALÓN DE OREJAS
“Eso debería tener más atención del Ministerio de Cultura, los circos pequeños no tienen manera de protegerse a nivel de servicios de salud”, afirma Fernando Zevallos, director de La Tarumba. Aunque en mayo de este año se destinó 50 millones de soles para las personas que realizan actividades culturales, este esperado bono aún no llega a quienes más lo necesitan. “Yo me imagino que hay una serie de trámites que hacer, pero en situaciones de emergencias hay que agilizar las cosas. La gente se puede morir antes que salga un pequeño bono”, agrega.