El denominado “golpe de calor” se determina así cuando la temperatura del cuerpo alcanza los 40° C a más, como consecuencia de la exposición prolongada al calor.
Es más frecuente en el verano. Los grupos de mayores riesgo son los niños, mujeres, gestantes y adultos mayores. Entre los síntomas figuran dolor de cabeza, fiebre mayor a 40 grados centigrados, piel enrojecida, sequedad en la boca, mareos y nauseas, respiracion rapida, perdida de conciencia.
Beber mucha agua y zumos de fruta, no tomar bebidas alcohólicas, evitar las comidas muy calientes y las que aportan muchas calorías, refrescarse a menudo con duchas o toallas empapadas de agua. son algunas de las recomendaciones para evitar ser víctima de esta enfermedad.