En los exteriores del penal de Lurigancho se mantienen el orden. (Fotos: César Campos)
En los exteriores del penal de Lurigancho se mantienen el orden. (Fotos: César Campos)

La sobrepoblación, que bordea el 113% en la actualidad, no es el único problema grave que afecta a los 69 penales del país, sino que también el pésimo estado de sus mecanismos de seguridad los pone en jaque.

Según diagnóstico del , la infraestructura perimetral, que abarca cerco de mallas, muros perimetrales, concertinas y torreones, está en pésimas condiciones.

Similar situación presentan zonas de prevención, con garitas, ambientes PNP, de registro de visitas y áreas para cubículos de revisión corporal, y de seguridad complementaria, que abarca espacios de alcaidías o rotondas de control.

El informe precisa que el 71% de cárceles tiene una estructura perimetral en condiciones regulares y el 22% en malas. El resto, es decir, solo el 7%, está en buen estado.

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Respecto al nivel de prevención, el 46% de penales está mal, el 47% regular y el 7%, bien. Mientras que en seguridad complementaria, las condiciones de regular a mala están presentes en el 90% de establecimientos.

A esto se suma el pésimo estado de conservación de los ambientes de trabajo de los reos (talleres laborales), educación (aulas CEBA/ CETPRO) y asistencia penitenciaria (oficinas, consultorios), necesarios para resocializar a los internos.

DATO. Según el Minjus, seis de cada 10 cárceles del país tienen más de 20 años, y la mayoría sufre problemas con el acceso al agua.

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