Durante su homilía del domingo último, el arzobispo de Lima, monseñor Carlos Castillo, anunció que, tras reunirse con lideresas de las ollas comunes y conocer su situación, la Iglesia de Lima dedicará la Semana Santa a responder al problema del hambre que enfrentan los pobres.
“En estos días hemos recibido, en nuestra oficina, a las hermanas de las ollas comunes. Ellas me han manifestado y me han contado casos muy concretos de muerte por hambre, sobre todo, en los cerros que están más allá de las entradas de los pueblos jóvenes, en los sitios más altos, más allá de los planos”, dijo.
Para contribuir a aplacar el hambre, dijo, se dispuso que todas las parroquias de la Arquidiócesis se conviertan en centros de acopio y reciban donaciones de víveres y menestras que la población comparta. Todo lo reunido será distribuido por Cáritas Lima a las zonas de mayor necesidad.
“Hemos puesto como lema de la próxima Semana Santa: ¿Compartiendo, como Jesús, el pan y la vida, saciemos el hambre de nuestro pueblo’”, refirió.
Monseñor Castillo refirió en el Lavado de los Pies, que se realiza el Jueves Santo, “lavará los pies a seis hermanas nuestras de las ollas comunes y seis hijitos suyos, para que los niños tengan siempre prioridad”.
Cuestiona al Ejecutivo por restricciones a ollas comunes
Durante su homilía, el arzobispo criticó que el Ejecutivo haya decidido que cada 500 metros cuadrados se le da apoyo a una olla, porque en ese espacio puede haber más, por ejemplo, 15 ollas de 80 personas cada uno.
“Eso de metrar la ayuda es incoherente con la necesidad. Cómo es posible que, como Estado, podamos medir, de tal manera que demos como una especie de limosnita a cada uno. Eso está bien para cada persona que tiene poco y da lo poco que tiene, pero el Estado está llamado a solucionar el problema grande, y tiene que, necesariamente, responder al problema grande”, anotó