Las calles de San Juan de Miraflores volvieron a ser escenario de un crimen. Esta vez, un militar en situación de retiro, de 65 años, fue asesinado de diez balazos en la puerta de su casa tras ser usado como escudo humano por un venezolano que escapaba de tres sicarios que lo perseguían a tiros. El llanero logró salvarse, pues malherido llegó a ocultarse en una vivienda cercana y después fue internado en el Hospital María Auxiliadora.
Eran las 9:20 de la noche del sábado cuando los disparos alertaron a los vecinos de la zona Ñ-A del referido distrito. Un sujeto corría esquivando las balas de tres sicarios que lo perseguían a bordo de dos motos, de acuerdo a los testimonios que recogió la Policía.
En ese momento, Juan Wilbert Espinoza Paredes (65) salió a la puerta de su vivienda, en la avenida Braulio Suárez 311, y por cosas del destino el extranjero perseguido se colocó detrás de él y lo usó como escudo humano. Los criminales dispararon a matar hasta 21 tiros y provocaron la muerte de Juan Espinoza, quien recibió diez tiros.
Luego, el sujeto objetivo de los sicarios, al ver que su “escudo” se desvaneció, también se lanzó al suelo y segundos después se puso de pie y corrió una cuadra e ingresó a una vivienda de la cuadra 6 de la avenida Manuel Jaramillo cuya puerta estaba abierta. Al ingresar, dijo a la dueña que solo quería protegerse. Los criminales fugaron en las motos y son rastreados por la Policía que busca imágenes de cámaras de seguridad.
MUERTO. A la zona de la balacera llegaron agentes de la comisaría de San Juan de Miraflores y encontraron sin vida al militar en retiro, cuyo cuerpo luego fue conducido a la Morgue Central de Lima.
Luego, la dueña de la casa donde se escondió el extranjero informó a los custodios de la presencia del hombre, al que identificaron como Javier Fernando Vallenilla Pinto, quien presentaba una herida de bala en el tórax.
El venezolano herido fue conducido al hospital Casimiro Ulloa, donde permanece con vigilancia policial.
La Policía informó que el móvil del ataque que cobró la vida de un hombre ajeno al problema es un ajuste de cuentas entre bandas de maleantes venezolanos.