Caso del corazón
Caso del corazón

Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.

El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.

Hoy te cuento la historia de Rosario (28, Los Olivos) Doctora Magaly, acudo a su sabio consejo ante la primera crisis que enfrenta mi matrimonio. Ricardo y yo nos casamos hace tres meses, después de mantener una relación de cinco años. Antes de unirnos en el altar, decidimos convivir y fue una gran decisión porque nos conocimos más y se consolidó nuestro amor.

En ese entonces él iba unos días al trabajo y otros laboraba desde casa. En mi caso, yo hacía la modalidad remota. Teníamos tiempo de comer juntos, ver una serie e incluso salir por las noches.

Semanas antes de nuestra boda, él cambió de trabajo porque le ofrecieron un mejor salario pero todos los días debía ir presencial. Con los preparativos de la boda y la luna de miel, no sentimos ningún cambio porque estábamos ocupados en otros asuntos. Sin embargo, después de ello, todo cambió.

A mí también me pidieron que vaya todos los días presencial y, dado que descansamos distintos días, le puedo asegurar que casi no nos vemos. Apenas llegamos a dormir juntos. Ya parece mi “roomie”, esos compañeros con los que uno comparte una vivienda.

He sentido que la relación se ha enfriado. A veces buscamos al menos un momento para conversar, pero llegamos tan cansados por la jornada laboral y el tráfico que hasta los encuentros íntimos han disminuido.

Sé bien que con nuestros trabajos podemos pagar los gastos de casa, pero no sé de qué forma sacar más tiempo para nosotros, ¿qué nos aconseja, doctora?

CONSEJO. Querida Rosario, primero sería bueno que con tu esposo conversen sobre la problemática que están enfrentando. Quizá entre ambos puedan encontrar una salida en la que ambos se vean beneficiados. Quizá podrían hablar con sus jefes sobre sus días de descanso o, de ser difícil algún cambio, en la semana buscar espacios. En los matrimonios, las soluciones son conjuntas.

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