Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.

El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.

Hoy te cuento la historia Beatriz (39 años, Barranco).

Doctora, estoy enamorada de un hombre que más parece mi personal trainer. Nunca me hubiera imaginado que ese chico guapo que siempre me decía que le gustaban mis “carnes”, pues soy rellenita, ahora me exija ir al gimnasio y comer puras verduras y frutas.

Hace un año tengo una relación con Rubén, pero su obsesión por convertirme en una chica fitness ha empezado hace un par de meses. Mi pareja siempre ha sido amante del deporte. Por eso, cuando lo conocí me sorprendió que alguien tan atlético se fijara en mí; no obstante, en todo momento me demostró que tenía buenas intenciones conmigo así que decidí darle una oportunidad e iniciar una relación con él.

Todo iba súper bien entre nosotros, hasta que empezó a pedirme, sutilmente, que cuide mi alimentación. Si salíamos a comer, pedía cosas ligeras, ya no nuestro pollo a la brasa con bastantes cremas, ni salchipapas o pizza.

La situación se hizo más evidente cuando me regaló por nuestro aniversario una membresía para ir al gimnasio y hasta me compró ropa deportiva. Yo he tratado de no hacerle ningún desaire, pero siento que me quiere transformar en algo que no soy.

Lo amo, pero no puedo adaptarme al estilo de vida que me está exigiendo. Muchas veces como a escondidas y le miento que sí fui al gimnasio. Tengo miedo decirle que me siento hostigada con sus nuevas exigencias porque no quisiera perderlo. ¿Qué me aconseja, señora Moro?

CONSEJO

Estimada Beatriz, tienes que ser sincera con Rubén porque, tarde o temprano, la verdad saldrá a la luz. Agradécele por cuidar tu alimentación, pero dile que todo cambio tiene que ser progresivo y sus exigencias te están generando estrés. Si se enoja o lo toma a mal, entonces evalúa bien las cosas porque nadie tiene por qué obligarte a hacer cosas que no deseas. Suerte.