“Hola, soy Magaly Moro y leo todos los días tu caso del corazón para darte un consejo. Siempre protejo la identidad de las personas que me escriben porque esta historia podría ser la de cualquiera.
El amor nos impulsa a ser mejores personas, pero también nos puede cegar y poner contra la espada y la pared. En este espacio recibirás un consejo, el consejo de una amiga anónima. Ojo, esto no es una terapia. En muchos casos sí es importante recurrir a una, ya sea solo o en pareja.
Hoy te cuento la historia de Mariana, de 47 años, que nos escribe desde Chorrillos.
(47 años, Lima). Doctora Moro, estoy hecha un mar de dudas. Desde hace diez años mi esposo siempre me llevaba a la fiesta de fin de año de su empresa, y este año me dice que no podemos ir porque “la empresa ajustó el presupuesto y ya no permiten acompañantes”. Pero por mis medios me enteré de que eso no es cierto, que otros compañeros sí llevan pareja.
Hace meses noto que mi esposo se comporta diferente, más distante, pendiente del teléfono y con actitudes que me hacen pensar que podría estar coqueteando con alguna compañera de trabajo. No sé si estoy exagerando, pero esta incertidumbre me tiene muy angustiada. Cada vez que lo veo hablar con sus colegas siento un nudo en el estómago.
Me siento atrapada entre la rabia y la tristeza. Por un lado quiero confrontarlo y exigir claridad, pero por otro temo que si lo hago ahora se enoje y arruine la relación. Siento que esta situación ha estado creciendo sin que pueda hablarlo y cada día me pesa más la duda sobre su sinceridad y compromiso.
Ahora la fiesta está a la vuelta de la esquina y no sé si aparecerme de todas formas. Quisiera ir para no sentirme excluida y ver qué pasa, pero también temo generar un conflicto, porque él es quien trae la mayor parte de los ingresos a la casa y no quiero que haya problemas. Siento que ya no aguanto más esta tensión y necesito tomar una decisión.
CONSEJO
Mariana, convéncete de hablar con tu esposo antes de la fiesta. Pregúntale directamente si realmente no quiere que vayas y por qué, y cuenten cómo manejarlo sin dramas. Así pueden poner reglas claras, evitar malentendidos y tú tendrás más tranquilidad sin quedarte con la incertidumbre pegada todo el tiempo.




