Un personaje conocido con el apelativo de “Poeta Montubio” en la región de Tumbes ha sabido ganarse el cariño, respeto y admiración de muchos tumbesinos, y también ecuatorianos, con la creación de más de cuatro mil cumananas; las que ha ido recitando por todo el norte peruano y parte de Ecuador. El poeta se ha encargado de mantener viva la creación de las cumananas por más de 50 años.
CANTO. Heriberto Panta Chune nació en un monte característico de un pueblo rural del distrito de San Juan de la Virgen, en Tumbes, lugar lleno de algarrobos, charanes, hualtacos, soñas, putillas y chilalos.
Un auténtico poblador de frontera, quien hoy en día es el ícono de las cumananas, aquel canto característico que trata de rescatar pese a que no es valorado por las autoridades regionales y nacionales.
Heriberto tiene 68 años y es muy solicitado en los recitales cumananeros, que son la fiel expresión del típico montubio peruano–ecuatoriano. Este vate popular canta la sana intensión criolla del norteño puro, que Tumbes no ha sabido valorar; caso contrario sucede en el Ecuador, donde ha ganado una medalla de oro.
El acalorado “pico a pico”, “mano a mano” o “dimes y diretes” con los que enfrenta a los poetas del país vecino hace relucir lo airoso que sale el “Poeta Montubio” en todos los concursos en los que se ha presentado, tanto en Perú como en Ecuador.
Hay que destacar que estas competencias son muy reñidas, donde prima la rima consonante, la métrica, los versos estrictamente rimados, que son el atractivo, la belleza de una cultura popular del pueblo fronterizo.
VIDA. Panta empezó a componer cumananas a los 15 años, mientras cursaba secundaria en el colegio nacional El Triunfo, al que llegaba montado en un burro y a veces a pie a mediados de 1960. Era un adolescente neto del campo tumbesino y ya visualizaba en la fauna y flora un gran motivo de inspiración para forjarse en el canto de las cumananas.
“Yo empecé a cantar las trovas que escuchaba de mi madre abuela, quien me crió y me dedicó los últimos años de su vida, doña Petronila Mendoza Vega. Ella fue una gran cantora de las cumananas”, dice con entusiasmo el “Poeta Montubio”.
Indicó que no es fácil componer estas coplas pues se debe regir a una estricta estructura que consta de cuatro versos, octosílabos de preferencia, en los cuales el primero debe rimar con el tercero y el segundo con el cuarto.
Cabe señalar que hoy en día los cumananeros e incluso estudiantes caen en la redundancia, donde la tertulia era improvisada y no se compara a una cumanana bien hecha, como las de antaño.
“Es necesario revalorizar esta tradición y que los colegios, universidades y todos los centros donde se imparte la educación deben enseñarlo con pasión, debido a que forma parte de los ancestros y el folclore tumbesino”, puntualiza.
Fue claro en decir que ni el Instituto Nacional de Cultura de Tumbes ni el Ministerio de Cultura han realizado jamás un festival cumananero en la región, teniendo la obligación de salir a Ecuador para concursar en varios eventos donde ha sido invitado.
“Espero que esta tradición no se pierda nunca porque ayuda a los tumbesinos a mantener los valores que hoy en día carecemos”, resaltó.

:quality(75)/arc-anglerfish-arc2-prod-elcomercio.s3.amazonaws.com/public/AKEAPECANRCUJLJOXSLVDCUBKQ.jpg)


