Los vestigios de las civilizaciones que lograron conquistar el rudo clima de la sierra son la evidencia que tenemos para conocer sus costumbres, los demonios que los acosaban y sus estados de ánimo. Los petroglifos y bosque piedras de Huac-huas, en la provincia de Lucanas, Ayacucho, son la muestra de ello.
Freddy Isaías Roca Calderón, licenciado de la Universidad Nacional de Ica (UNICA) y natural de Huac-huas, muestra su trabajo sobre los vestigios hallados en su tierra.
ESTUDIOSO. Roca Calderón recorrió -y aún recorre- el paisaje de Huac-huas en busca de impulsar el ecoturismo en su tierra. Las historias que oía de niño hablan de la presencia de petroglifos en distintas partes del valle y la ubicación del bosque de piedras. Estos dos atractivos están desperdigados en los alrededores del poblado.
Uno de los que destaca es el petroglifo de Ccaña Ccaña, una roca de tamaño considerable en cuya superficie se han labrado siluetas de distintos animales como monos, picaflores, pumas y hasta lo que parece ser un canguro. “Estos no lo he descubierto yo. En mi caminar los he encontrado por referencias que me contaban los vecinos y mis padres. He caminado incluso con ellos, como si estuviésemos en paseos familiares”, señala Isaías.
LA META. El objetivo que persigue el licenciado es impulsar el turismo en su distrito y para ello ha recopilado una serie de elementos gráficos. La galería de fotografías con las que sustenta su trabajo muestra un potencial enorme para que el empresariado turístico tenga un destino a bajo costo que ofrecer a los visitantes nacionales e internaciones.
Sin embargo, durante su trajín a pie se ha encontrado con la destrucción de manera involuntaria de algunos de estos petroglifos. En el afán de despejar los terrenos de cultivo algunos de los propietarios tuvieron que dinamitar la zona sin percatarse del arte en las rocas.
Freddy comenta que en un futuro esto podrá formar parte de un circuito donde el visitante llegará al pueblo, podrá ingresar a un hotel, tendrá dónde comer y visitar a pie los petroglifos de Huac-huas, en unos 40 minutos, y después llegar al bosque de piedras. “Hace falta habilitar una vía de ingreso a estos lugares. Actualmente ingresamos con el permiso de los dueños, pero se debe formalizar para que sea más seguro”, dice.
Mejor temporada. La temporada perfecta para visitar Huac-huas se sitúa entre la primavera y el verano. El clima es perfecto, debido a que el paisaje está verde y no hay problemas para los viajes por la carretera que llega desde la costa.
Mejor temporada. La temporada perfecta para visitar Huac-huas se sitúa entre la primavera y el verano. El clima es perfecto, debido a que el paisaje está verde y no hay problemas para los viajes por la carretera que llega desde la costa.

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