Rompecabezas de amor
Rompecabezas de amor

No conseguir el regalo más ansiado por su enamorada pasó de ser un trago amargo en la vida de Joao Alejandro a convertirse en la excusa perfecta para emprender un negocio innovador: la confección de rompecabezas personalizados.

Implantar esta nueva forma de expresar los sentimientos, a través de piezas que en conjunto forman un recuerdo fotográfico, resultó más complicado de lo que pensaba. Pero, poco a poco, empezó a ganar terreno entre las opciones preferidas por las parejas.

Idea de amor. La historia de su proyecto, denominado Puzzle Perú-Arma tu foto, empezó el 1 de diciembre de 2009. Un año después de empezar su relación con Melisa Mapelí, una amante de los rompecabezas, especialmente de aquellos casi interminables.

“Sus abuelos le inculcaron la afición por este juego desde niña. Un día me dijo que su sueño era tener una foto de nosotros convertida en rompecabezas y, como todo hombre enamorado, quise cumplirle el deseo”, cuenta el joven.

Sin embargo, resultó ser un anhelo imposible de lograr, pues en el Perú no existía una empresa que realice este tipo de trabajo y en otro países, como España, el costo del presente superaba los 900 dólares.

“La experiencia me dejó con una sensación de amargura que acabó cuando, conversando con Melisa, surgió la idea de crear estos detalles”, refiere.

Pieza por pieza. El hombre de 33 años le propuso a su amigo de la infancia aventurarse en el negocio. Al principio, tercerizaron todo: el diseño, impresión, corte y distribución, pues al ser uno contador y otro analista no tenían nociones en el rubro.

Esa forma de trabajo les ocasionó un problema en junio 2010, cuando no pudieron entregar 80 rompecabezas porque se malograron las máquinas de uno de los proveedores.

Ambos pensaron que el proyecto había llegado a su fin, pero no fue así. Pese a que su compañero tomó otros rumbos, Joao conservó las ganas de continuarlo. Gracias al apoyo de su novia y a la amabilidad de Gaoxoli, una amiga de China que le ayudó a traer desde su país las máquinas que necesitaba, lo retomó.

“Ahora mi enamorada es mi novia y mi principal socia. Ya no solo ofrezco rompecabezas, sino también almohadas, tazas, máquinas y otros detalles. Mi familia y mis dos mejores amigos forman parte de la empresa”, comenta.