La zona de Cantagallo, que desde hace 57 años aloja a la comunidad shipibo-konibo, en el Rímac, es de alto riesgo ante un sismo, derrumbe, desastres naturales e incendio, como el ocurrido en noviembre de 2016, según un informe de la Gerencia de Servicios a la Ciudad y Gestión Ambiental de la Municipalidad de Lima al que OJO tuvo acceso.
Estos peligros a los que se encuentra expuesta la comunidad amazónica se deben a la inestabilidad de su suelo, la cual hace que sea peligroso para ser habitable.
PELIGRO
“El lugar tiene factores de alto riesgo porque fue un antiguo botadero de residuos sólidos, lo que haría inestable el suelo. La descomposición de estos residuos genera gases tóxicos que emanan de la superficie y ponen en peligro la integridad física y sanitaria”, indica el informe.
Además, destaca que la tugurización, el hacinamiento, la falta de agua y el inadecuado tratamiento de los residuos sólidos hacen que se “agudicen aún más las condiciones ambientales”.
El municipio enviará las observaciones del terreno de Cantagallo al Ministerio de Vivienda, encargado del proyecto de reubicación tras el incendio ocurrido el año pasado. El Gobierno deberá habilitar el predio para vivienda.
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