Moisés Castillo tiene 14 años, camina cerca de dos horas para llegar a tiempo a su colegio, desde el caserío Totoral hasta el centro poblado Tejedores Bajo, en Piura. Cursa el segundo grado de secundaria y aunque aún está aprendiendo computación, tiene bien claro que en el futuro será profesor de informática.
Muchos de los niños de su comunidad trabajan desde los cinco años de edad y él no es la excepción. Por las tardes desyerba las chacras con sus frágiles manos y recibe a cambio unos cuantos soles. Mi trabajo es desyerbar el campo, luego realizo mis tareas para ir a estudiar, afirma.
A sus once años, Edgar Juárez ya conoce el trabajo duro entre los algarrobos y bajo el intenso sol piurano. En los meses de octubre abandonaba temporalmente la escuela para cosechar mangos en el centro poblado de Malingas. Lo poco que ganaba lo tenía que ahorrar para comprar sus útiles escolares. Sin embargo, hoy estudia arduamente para lograr su meta: ser el mejor doctor del país.
Los sueños de Edgar y Moisés serían difíciles de concebir de no ser por el apoyo del programa Proniño de la Fundación Telefónica, que anunció durante el encuentro anual de escolares de 36 colegios de la red rural Fe y Alegría Nº 48, en Guaraguaos Bajo, distrito de Tambogrande, en Piura, que su cobertura de beneficiarios se ha ampliado a más de 30 mil niños y adolescentes en riesgo de explotación laboral infantil. Este evento se realizó el pasado 18 de setiembre.
AUSENTISMO ESCOLAR
La directora del colegio Sagrado Corazón de Jesús del centro poblado de Malingas, Isabel Morante Palacios, reveló que el ausentismo escolar en Tambogrande ha disminuido en diez años de 45 a 15 por ciento, gracias al apoyo de Proniño.
Durante las cosechas de marigol (agosto) y mangos (octubre), los alumnos dejaban las escuelas para ir a trabajar al campo. Pero esto está cambiado gracias a Proniño, que les viene entregando útiles escolares y desayunos gratuitos, manifestó.
LA HORA LOCA
Para llegar a Guaraguaos y participar en el evento, los niños viajaron por horas en camiones provistos de globos, silbatos, matracas, gorros, vinchas, antifaces y vestidos de arlequines. Bailaron y cantaron junto a los payasos que animaron el Show de la hora loca o el carnaval de la alegría, que hizo bailar hasta a los más tímidos.
Con alegres pasitos, rondas, trencitos y piruetas, los menores se divirtieron sin parar y celebraron por adelantado la Semana de los Derechos del Niño, que en nuestro país se conmemoró del 21 al 27 de setiembre.