La vitamina A es crucial para la visión nocturna. Su deficiencia puede llevar a la ceguera nocturna. Se encuentra en alimentos como hígado, zanahoria y camote. Además, la luteína y la zeaxantina son esenciales para proteger la retina de la luz azul y prevenir la degeneración macular. Se encuentran principalmente en espinacas, acelga y maíz.
El zinc también juega un papel clave al transportar la vitamina A al ojo. Se encuentra en alimentos como carne de res y nueces. Los ácidos grasos omega-3, presentes en pescados como la anchoveta y la caballa, son fundamentales para mantener la salud de la retina. Las vitaminas C y E también ayudan a proteger el tejido ocular, actuando como antioxidantes.
Aunque estos nutrientes no curan enfermedades de la vista, su deficiencia puede disminuir la capacidad visual, especialmente durante la noche. Además, pueden aumentar el riesgo de degeneración macular relacionada con la edad. Es importante mantener una dieta variada para preservar la salud ocular a largo plazo.
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