Un desayuno abundante me pone lento y cansado. El cuerpo se acaba de despertar, recién está empezando a funcionar y lo primero que muchos hacen es darle comida, forzándolo a hacer una digestión temprana.
El organismo en la mañana necesita desperezarse, y eso se logra moviéndolo, no con comida. Un vaso de agua tibia con limón es suficiente para activar la digestión. La comida debe entrar en el cuerpo luego de que ha habido movimiento, realice estiramientos o ejercicios ligeros.
Le comparto las razones científicas:
1. Aquellos que comen un desayuno pesado a menudo experimentan un bajón. Esto sucede porque comer hace que aumente el nivel de azúcar en la sangre. Este incremento puede asegurar que una persona comience a sentir la falta de energía.
2. Alimentos ricos en triptófano como huevos y queso. El triptófano es utilizado para producir serotonina, un neurotransmisor que ayuda a regular el sueño. Es posible que el aumento de la producción de serotonina sea responsable de esa neblina posterior a las comidas. Mejor opte por la avena o la quinua.
3. Si está cansado siempre después de una comida o simplemente tiene sueño todo el tiempo puede ser un signo de otro problema de salud. Las condiciones que pueden empeorar la somnolencia después de las comidas incluyen: diabetes, intolerancia o alergias alimentarias, apnea del sueño, anemia, tiroides hipoactiva y enfermedad celíaca.
Si no quiere saltarse el desayuno, le recomiendo que lo que coma sea poco, casi como si fuera un snack y no una comida principal.
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