Qué tal.

Mucho hemos hablado de la irresponsabilidad y falta de sensibilidad de buena parte de los peruanos frente a los protocolos sanitarios que deben cumplir para evitar la diseminación de la no obstante, hay empresas que tampoco demuestran corazón y, a pesar de la pandemia, no tienen contemplaciones con los usuarios o clientes.

Vayamos con ejemplos. Ayer Sedapal informó que ha presentado a la Sunass el pedido para subir la tarifa de los servicios de agua desde este año hasta 2022. O sea, en tiempos de emergencia sanitaria y cuando necesitamos lavar las manos y nuestra ropa más seguido, Sedapal quiere ametrallarnos los ya agujereados bolsillos.

La economía familiar hace agua, unos seis millones de compatriotas se quedaron sin chamba el segundo trimestre, no obstante, eso no cuenta para esta empresa que seguramente tiene sus alegatos, como cuando emite recibos con cobros astronómicos.

La crítica también hizo retroceder al alcalde de Lima, Jorge Muñoz, en su afán de regresar al “Pico y placa” ni bien empezó la activación económica y los capitalinos comenzaron a salir masivamente a las calles. O sea, acabábamos de salir de una larga cuarentena, muchos sin recibir una moneda, y el señor Muñoz pretendía poner sus fotopapeletas.

Falta de tino y escasez de empatía de la autoridad municipal. Y se supone que debería ser el mejor vecino de la ciudad. Por eso es que la gente nombra héroes a pequeños empresarios que apoyan al prójimo necesitado, como los “ángeles del oxígeno”, uno de los cuales lamentablemente falleció a causa del propio coronavirus.

Cosas de la vida y de la mortalidad de este virus vengativo.

Moraleja: Nunca perdamos la sensibilidad y menos cuando nos necesitamos entre todos. Repitan lo que decía Rafael Alberti: “Yo nunca seré de piedra, lloraré cuando haga falta, gritaré cuando haga falta, reiré cuando haga falta y cantaré cuando haga falta”. De momento, cuidémonos, que hace falta.

Esto fue todo por hoy, cierro el Ojo Crítico, hasta mañana.