Qué tal cuajo el de este señor César Villanueva.
Se le imputan tremendos anticuchos con la empresa coimera Odebrecht por la construcción de la carretera San José de Sisa, en la región San Martín, de la que fue presidente regional, sin embargo -al llegar al Congreso de la República- emprendió una persecución implacable a Pedro Pablo Kuczynski para vacarlo.
Finalmente PPK renunció y CV, su codinome, cantó victoria. Luego Martín Vizcarra, al asumir las riendas del país, lo nombró titular de la PCM y Mercedes Aráoz se preguntó contrariada: “¿Cómo el vacador puede ser nombrado Premier".
Luego, tras casi un año de gestión, quizá al advertir que se le venía la noche, Villanueva dejó el Gabinete y hoy lo tenemos acorralado por la justicia.
Al estilo de los “hermanitos” de los “Cuellos Blancos del Puerto”, buscó a un par de fiscales para -se supone por las conversaciones exhibidas- pedir auxilio, y el ampay se produjo en una conocida cebichería de Los Olivos, entre conchas y choros.
Esto demuestra, una vez más, que la política nuestra de cada día está putrefacta por donde se le mire, y que no se puede confiar en nadie. Y esta premisa duele en el alma, como diría el “Tigre” Ricardo Gareca.
Esto fue todo por hoy, cierro el Ojo Crítico, hasta mañana.
[PUEDES VER] César Villanueva fue capturado: expremier buscó a fiscales para librarse del caso Odebrecht