¡Qué tal! Estoy seguro de que muchos peruanos han olvidado que Martín Vizcarra, en el mes de enero, bautizó al 2020 como “Año de la Universalización de la Salud”.

A los pocos días, el coronavirus -con punto inicial de vuelo en Wuhan, China- empezó a expandirse por el mundo entero y a nuestro país aterrizó el 6 de marzo, trayéndose abajo en poco tiempo la precaria infraestructura sanitaria.

Y es una contradicción sumamente dolorosa porque, en este “Año de la Universalización de la Salud”, faltando todavía 10 días para que se vaya al diablo, hemos perdido a más de 37 mil compatriotas de la manera más cruel, en medio de hospitales destartalados, clínicas inhumanas y las carcajadas silenciosas de expresidentes de la República a quienes la salud del pueblo les importó un bledo.

Un “Año de la Universalización de la Salud” en el que “ángeles” de carne y hueso tuvieron que poner el oxígeno de la salvación, mientras que otros facinerosos lo escondían para llenarse los bolsillos revendiéndolo a precios astronómicos. Solo se universalizó el desdén, la insensibilidad y los avivatos, como aquellos policías corruptos que hicieron su agosto con su propia institución, con su alma mater.

Y en el “Año de la Universalización de la Salud”, la clase política, especialmente el Congreso de la República, le facilitó el camino a la Covid-19 con un vaivén de decisiones que solo respondían a sus propios intereses, mientras siguen escaseando los respiradores artificiales, aumenta la positividad y las camas UCI son una utopía en algunos nosocomios.

El estatus actual es el peloteo, culpar al otro, correrle al mea culpa. Conclusión: El Perú, en el “Año de la Universalización de la Salud”, está en la zaga para la obtención de las benditas vacunas, no se sabe cuándo tendremos el antivirus, un rebrote nos acecha, ahora hasta se habla de otro virus mutante procedente del Reino Unido y, para variar, el Parlamento Nacional prosigue enfrascado en aprobar normas populistas. ¡Dios, nunca dejes de ser peruano! Esto fue todo por hoy, cierro el ojo crítico, hasta mañana.