Qué tal.

¿Por qué la mayoría de la población tiene una altísima animadversión hacia el Congreso de la República? Fácil: porque el Parlamento sigue cultivando la famosa frase: “otorongo no come otorongo”, entre otras falencias.

Por ejemplo, el lunes Fuerza Popular dio una cabal muestra de este modus operandi al salvar de la investigación en la Comisión de Ética a Yesenia Ponce, quien habría mentido y presentado certificados bamba sobre sus estudios.

Este blindaje le hace mucho daño a la imagen ya por los suelos del Congreso, pero eso parece importarle poco a ciertas bancadas. Si pudieran también declaran inocente al mismísimo diablo. Y así no juega Perú.

Y el tal Moisés Mamani, el congresista urraco, también estaba quedando limpio de polvo y paja en la referida comisión. A último momento -y para evitar el roche- lo incluyeron en la indagación de los “mamanivideos”, con Kenji Fujimori, Guillermo Bocángel y el inefable Bienvenido Ramírez, no obstante, vamos a ver si no es pura peliculina.

Frente a esta situación, para el imaginario colectivo, el rótulo de defensa es claro: ¡Váyanse todos! Así, sin dudas ni murmuraciones. Y ya el floro no basta para conquistar a la población. A ver si lo entienden.

Frente a esta situación, para el imaginario colectivo, el rótulo de defensa es claro: ¡Váyanse todos! Así, sin dudas ni murmuraciones. Y ya el floro no basta para conquistar a la población. A ver si lo entienden.