Le puse el nombre “Caminos a la Prosperidad” a uno de mis libros porque es como una especie de camino hacia el bienestar absoluto. La prosperidad real se logra con claves y con llaves. Lo que me ha funcionado a mí se los quiero compartir.
Una clave de la prosperidad es desear las cosas en su justa medida. Está bien ansiar una casa, un carro y dinero, pero tiene que hacerlo con mesura. Yo siempre digo: “nada de este mundo me pertenece, nada me voy a llevar. La prosperidad real es estar libres de resentimiento, de rencor, ira y frustración”.
La comunicación con nuestros guías, los ángeles guardianes, es otro camino de prosperidad. El respeto por la presencia de lo sagrado y la oración cotidiana nos pondrán en la senda que mejor nos convenga para nuestro crecimiento espiritual.
Realice “desintoxicaciones mentales”. Dedique este nuevo año más tiempo a desconectarse de la tecnología y pasar más tiempo al aire libre. Esto puede incluir caminatas al parque, participar en retiros espirituales o simplemente tener más tiempo para usted y disfrutar del presente.
Yo me divierto cuando laboro, me gusta lo que hago. Ese es otro camino de prosperidad. Le aconsejo que elija una actividad que se le dé bien, que esté alineada con su corazón y anclada en el profundo amor. Para eso es importante que se conozca.
Visualice con alegría lo que quiere crear. Le recomiendo mucho la meditación y la oración, ellas le pondrán en sintonía con las fuentes creadoras, le proporcionarán la certeza que necesita y le indicarán por dónde ir.
El Creador no nos deja solos en este mundo, les ha dado a los sabios de todos los tiempos herramientas para guiar los caminos humanos y esas herramientas han llegado a nosotros.
Los caminos a la prosperidad son caminos de descubrimiento, misteriosos, mágicos y sagrados. Solo tenemos que dejarnos llevar.
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