Me escribe mi sobrina Fátima, de Arequipa, indignada por la crisis institucional y preguntando si eso nos afecta el bolsillo. ¡Sí, sobrina! Nuestros políticos parecen tener una obsesión con malograrnos la navidad. Y cuando las instituciones se resquebrajan, nuestra capacidad de crecer y tener chamba también lo hacen.

Imagina que tienes una platita para invertir. Inviertes, das chamba a otros y, aunque esperas ganar, siempre hay riesgos. Si ves que las autoridades de justicia -que velan por la protección de los derechos de propiedad, ven que se cumplan los contratos y que (se supone) todos seamos iguales ante la ley- están metidos en toda esta crisis política de nunca acabar, ¿vas a querer arriesgarte? ¡No! Se postergan la inversión y la creación de empleos, pues. ¿Así quieren confianza?

La corrupción nos costó el año pasado 24 mil millones de soles. Ni cuando hay crisis, pandemias o catástrofes nos salvamos. A ver si los políticos dejan de solo preocuparse por sobrevivir y comienzan a ocuparse en darnos condiciones para vivir mejor, que bastante mal ya estamos.

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