Me escribe mi sobrino Franco, desde Puno, contándome la crisis de muchos bolivianos que cruzan la frontera buscando dólares. Y es que ellos llevan buen tiempo con los dólares escaseando y la gente ya lo está sintiendo.

El gobierno boliviano ha venido soltando plata como cancha. Y, claro, al comienzo felices con tantos subsidios, aumento de sueldos a la burocracia y tipo de cambio que no sube. Pero todo tiene un costo y este ya llegó.

Con menos ingresos por exportaciones y nada de inversión extranjera, la repartición se ha vuelto insostenible, así como seguir manteniendo fijo un tipo de cambio que no guarda sentido con la realidad. Se comieron sus reservas. Simplemente no hay suficientes dólares en la economía para pagar todo lo que necesitan importar como, por ejemplo, el 90% de las medicinas que los bolivianos necesitan. Es de entender que la gente esté asada y protestando. Así que ya sabes, sobrino, que no te vendan gato por liebre. No todo lo que brilla es oro. Todo cuesta.

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