Terminada la protesta de ayer llamada “Toma de Lima”, que no implicó ni la “toma” de la capital ni de ninguna otra ciudad, pues la mayoría de peruanos optó por seguir trabajando y desconocer el llamado de los promotores de las movilizaciones, queda ahora al gobierno de la presidenta Dina Boluarte dejar de lado cualquier atisbo de triunfalismo y ponerse a trabajar por los más necesitados. Urgen acciones concretas al menos en seguridad ciudadana, salud y educación pública. El que la gente no se haya volcado ayer a las calles de forma masiva, no quiere decir que no haya una agenda amplia a ser atendida por un régimen que como primer paso debe ser empático con la calle, con el ciudadano que sufre por la delincuencia, por el precario sistema de salud y que ve cómo sus hijos reciben una mala formación en manos de profesores que ni quieren ser evaluados. El Perú tiene muchas demandas, es hora de ponerse a trabajar, que para eso los han elegido.