Varias calles del tradicional distrito limeño de La Victoria amanecieron el domingo repletas de basura tras las celebraciones por Navidad | Foto: Julio Reaño/@photo.gec
Varias calles del tradicional distrito limeño de La Victoria amanecieron el domingo repletas de basura tras las celebraciones por Navidad | Foto: Julio Reaño/@photo.gec

Basta darse una vuelta por las calles de Lima y sus distritos para levantar una fotografía realmente lamentable. Las calles están llenas de huecos que se devoran a los carros y, por si esto fuera poco, las rumas de basura se suceden despidiendo un olor nauseabundo, como ocurre por ejemplo en La Victoria y San Juan de Lurigancho. ¿Qué está pasando? Lo mismo de siempre: las gestiones salientes -con las excepciones del caso- abandonan el barco, sin importarles la tranquilidad y salud de los vecinos. Otros alcaldes, a última hora, rompen veredas a diestra y siniestra en el afán de vender la imagen de que dejan obra. Lo que ignoran es que la gente ve sospechosas estas refacciones apuradas habiendo tenido harto tiempo para realizarlas, además de que incrementan el caos vehicular en estos días de locura navideña. Nuestros periodistas refieren que este desdén también se da en el interior del país. Ojalá que las nuevas autoridades elegidas sean buenos vecinos.